domingo, 19 de diciembre de 2010

Mula (Murcia)

En el puente de diciembre hemos estado escalando en Mula (Murcia). Fuimos para estar solo dos días, pero en el estado físico que fuimos, casi nos sobra uno de ellos.

Mula es una escuela de escalada deportiva con vías de todos los grados. Aunque tiene varios sectores, nosotros escalamos los dos días en el sector Ferrari, que es el más conocido de la escuela.



Mula está a unos 400 kilómetros de Madrid y la escuela está situada cerca del pueblo. No es necesario llegar hasta el pueblo, en la salida de la autopista hacia Mula llegas a una rotonda y hay que coger el desvío hacia el Embalse de la Cierva y, después de pasar por una zona con paneles solares, sale un desvío a la derecha que pasa por debajo de la autopista y siguiendo un camino de tierra con  muchas piedras se llega a los parking para dejar el coche. Para llegar a las vías seguimos un camino muy bien marcado. La aproximación es de unos 5 minutos.

En el sector Ferrari hay una gran cueva con vías duras y hay vías verticales de todo tipo, aunque predominan los desplomes (hasta en los 6A), eso sí, con mucho canto y muy bien equipadas. Las formaciones que hace la roca son espectaculares.

En algunas vías la roca puede estar un poco lavada pero no hasta el punto de que te sientas incomodo en ellas.

Las vías que hicimos nosotros no fueron muchas pero nos gustaron todas. Eso sí, no nos fuimos con muchos encadenes para Madrid. Estas son las vías que probamos:

- Artifo (V+) *
- Jumko (6A) *
- Flipante (6B+) *
- Cartagenera (6A+) **
- Techo a la Cartagenera (6B) **
- La primera (6A+) **
- Mundaka (6C+) ***

(*)Buena  (**)Muy buena  (***) Excelente







La vía Mundaka es una de las más solicitadas, pero merece la pena esperar para hacerla porque es espectacular y muy completa. Mucho desplome con mucho canto y un pasito de confianza para salir del techo. La dejamos pendiente para encadenarla la próxima vez que visitemos esta escuela.







Por otro lado, las entradas a las vías Flipante y Techo a la Cartagenera son bastante duras para ser de 6B. Las tuvimos que dar varios pegues para sacarlas.

Estuvimos allí Alfonso, Kike y yo. Nos hizo un tiempo decente aunque con mucho frío por la noche. Para dormir nos fuimos al camping de Bullas que es un pueblo situado a unos 15 kilómetros de Mula. El camping no es muy recomendable, y además nos encontramos una concentración de moteros la primera noche que pasamos allí.

La escuela de Mula es muy recomendable para el invierno ya que la temperatura es alta y da el sol desde primera hora. Eso sí, si hace un poco de calor será difícil escalar allí. La mayor pega de la escuela es el ruido de la autopista que pasa muy cerca de las paredes.

Os dejamos aquí los croquis que utilizamos nosotros. Los podéis encontrar en http://www.murciaclimb.com/.








jueves, 9 de diciembre de 2010

Galayos. Octubre 2010

A mediados de octubre tuvo lugar la segunda visita que hacíamos Javi y yo a la Peña del Águila, en Galayos, ya sabéis, paraíso de escaladores, infierno de chaperos…
Como en la última expedición, la del Urriellu, nos acompañaba Nacho, y nos guiaba Fer (Vaya sitios por donde nos mete, qué miedo nos hace pasar… nunca sabremos como agradecérselo). Además esta vez, también se nos unió Pablo.
La aventura (escalar en la Peña del Águila no tiene otro nombre), empezó el sábado 16 de octubre, bien tempranito después de haber pasado la noche en el refugio del nogal del barranco. Después de más de dos horas de caminata, llegamos remontando el Espaldar, hasta casi la cima de la Peña del Águila.

La línea elegida para ese primer día es Tiempo del Cambio, que empieza justo al lado del vivac que hay en la base de la pared. La idea, tanto en esta vía como en la del día siguiente (Sulayr), es que Fer y Pablo hagan de primero los largos difíciles y Javi, Nacho y yo, nos repartamos el resto, e intentemos escalar en libre todo lo que podamos.

La vía es espectacular, y muy atlética, sobre todo los largos segundo (7a+) y tercero (6b+). Ambos discurren, casi en su totalidad, por una fisura, al principio de dedos, luego de manos, puños, algún tramo de bavaresa… Todo ello en una pared totalmente vertical a veces incluso desplomada, y lisa como la espalda de un violín. No hay nada para agarrarse, nada excepto la fisura.

Llegados al final de la vía, Fer y Javi se marchan casi corriendo, ya que se les hace de noche y tienen que bajar a dormir al sitio donde hemos dejado los coches. Pablo, Nacho y yo nos quedamos en el vivac de la Peña del Águila, donde no faltarán, además de la cena, una hoguera y por supuesto, una botella de vino.

Cuando empieza a entrarnos algo de frio, llega la hora de levantarse, desayunar y esperar a que lleguen Javi y Fer para seguir con la actividad del día: Sulayr. Cinco largos, de hasta 6b+. Aparentemente menos dura que la del día anterior, resulta ser mucho más expuesta en algunos tramos – el tercer largo (6a+) es de esos en los que es mejor no caerse –, más variada en el tipo de escalada – fisura, placa, diedro, desplomes, tumbados, off-with infernal - e igual de impresionante.


Como no podía ser de otra manera, salimos por arriba, y nos despedimos de la peña del águila. Habrá que entrenar duro este invierno para poder subir en libre por esas fisuras la primavera que viene… y si no lo conseguimos, por lo menos nos divertiremos intentándolo.

También nos despedimos Nacho y yo del resto del grupo, que se vuelve a Madrid. Nosotros volvemos a pasar la noche en el refugio de la cabra y decidimos tomarnos la mañana del lunes de descanso, para por la tarde poner rumbo al galayar.
El panorama que nos ofrece es inmejorable; buen tiempo, ni un alma a nuestro alrededor, bueno sí, las de las cabras que parecen salir a darnos la bienvenida (o a lo mejor lo que quieren es comida, no sé…), y por supuesto, agujas de roca por todas partes, con el Torreón, imponente, al frente de todas ellas.
Además, el refugio Victori, del que tenía malas referencias, resulta estar en mejores condiciones de lo que esperaba y será un alojamiento perfecto para los próximos dos días.
Precisamente será el Torreón nuestro primer objetivo, por su cara oeste, recorriendo la combinación de las vías Underground - hasta la plataforma de las flores - y Malagón. La hacemos en cinco largos, ya que unimos el último de la Underground y el primero del diedro Malagón, sin parar en la plataforma de las flores. La escalada es variada y con dificultad entre el III y el V, con algún paso aislado de V+, mucho ambiente vertical y unas vistas increíbles. Progresamos de forma tranquila, y sin muchas complicaciones. Una gozada, subirse por estás paredes.
Antes de llegar a la reunión de la cumbre tuve que esperar en la antecima a que bajarán de ella una pareja que se nos adelantó por la cara norte. Una vez empezaron a rapelar, monté la reunión y esperé, sentado a horcajadas en la estrecha cumbre del Torreón a que llegara Nacho, para ponernos de pie y disfrutar de una indescriptible sensación de vacío y libertad, algo que solo se puede sentir en sitios como este… Lástima habernos quedado sin batería en la cámara de fotos, para poder inmortalizar ese momento. Una razón más para volver a subir en otra ocasión.
Descendemos por el rápel de la cara norte, hasta la plataforma de las flores, y vamos fijándonos en el recorrido de la vía Norte Clásica. Al llegar al suelo nos decidimos a hacerla para acabar la jornada, aunque es un poco tarde. Tenemos problemas para encontrar el recorrido correcto, ya que no disponemos de croquis y no sabemos por donde va la vía, por lo que decidimos destrepar lo que Nacho había progresado (Unos 20 metros) y nos bajamos al refugio. Ya sabemos el itinerario por el que subiremos la próxima vez que volvamos al Torreón para hacernos esa foto de cumbre.
Al día siguiente, para finalizar nuestra visita a los Galayos, nos decidimos por una vía sencilla y bonita en una aguja cercana al refugio: La vía GAME en la punta Tonino Re. Una vez más disfrutamos de una escalada aérea y variada en cuatro largos de poca dificultad y alcanzamos la cima sin problemas. No obstante, al intentar recuperar la cuerda después de rapelar en dirección a la plataforma de las flores, ésta se nos engancha a escasos metros de la cima y tenemos que volver a subir para poder recuperarla. Una vez desenganchada, guardamos las cuerdas y bajamos destrepando prácticamente desde la cima, con mucho cuidado y algo de miedo… Una forma muy “galayera” de acabar con nuestra semana en actividad en este rincón único de la Sierra de Gredos.
Al llegar al refugio recogemos nuestras cosas, y sin pensarlo mucho, nos ponemos en marcha hacia el nogal del barranco, recorriendo las zetas en sentido inverso al de tres días atrás, algo más cansados que entonces, pero con la satisfacción de haber pasado cinco días haciendo lo que más nos gusta, en un sitio tan increíble como este. Nos vamos pero ya estamos deseando volver, y lo haremos, eso seguro. ¡Hasta la próxima!